domingo, 17 de febrero de 2013

Ni se te ocurra mandarme un sobre desde España


Salir de España estos días oxigena, huir de esa España “de cerrado y sacristía,

devota de Frascuelo y de María” te permite tomar contacto con gente que no está envilecida por el germen de la corrupción, que parece que se ha instalado en el ánimo de todos los que no la practican en España, que cada vez se antojan menos. Ese país cubierto de sobres, confetis y payasos pagados por todos a gente que no tiene empacho en mentir, en desdecirse, en decir lo que no piensan y en no pensar lo que dicen. Y lo peor es que están tan convencidos de que han ganado que no pierden el tiempo en apariencias y asumen con naturalidad que tus pérdidas son sus ganancias y que eso es lo natural. Hablo con mi gente y suenan turbios, apenados, sin poder ocultar una bilis que les va arqueando el ánimo…


Ahora vivo en un país con mucha más desigualdad que España, pero cuyo ánimo en los sectores menos desfavorecidos es efusivo. Me cuentas cosas terribles de los monstruos que produce la inequidad, la pobreza extrema al otro lado de la calle y me pregunto si España no está abocada a eso y si la gente ha medido los efectos de todo el golferío rampante… y mi respuesta es que sí, porque, como aquí, en Colombia, siempre hay reductos seguros para la gente más acomodada, y la violencia se la reparten los pobres. Como decía alguien “los disparos no llegan a los residenciales de lujo”, y mientras conozco la realidad de Medellín, de la que aún ignoro casi todo, lamentablemente, también pienso si este maravilloso país, ahora que vive instalado en la euforia, no estará cometiendo los mismos errores que un día cometimos nosotros. En España no se cerró la brecha cuando se pudo y las políticas sociales se limitaron a gestos, no a un convencimiento firme por erradicar las desigualdades. 

Ahora España es un abismo y todos buscamos puentes de huida. A quien pueda, que lo haga, que respire y tome distancia de la terca realidad que cada día le golpea de una u otra forma. Aquí hay nubes, pero suelen ser blancas… y el clima no está enrarecido, es simplemente delicioso.

3 comentarios:

  1. Tomar distancia y repensar la vida de cada cual tiene que ser sanísimo. El problema es que estamos contaminados por lo que creemos son necesidades o requerimientos vitales esenciales ( trabajo, hijos, familia), todo lo cual nos impide pensar de otro modo (distinto al tradicionalmente burgués y acomodado) y, sobre todo, bloquea nuestra voluntad, de modo que nos convierte en pusilánimes ciudadanos autómatas residentes en el milenariamente civilizado Occidente cultural europeo..... Joder qué pedo de frase.....bueno, la dejo, lo que quiero es que se me entienda...o sea, vaya puta mierda de vida que llevamos, sin sentimientos, sólo protegiendo nuestros intereses.

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  2. Amén, tío Ignacio. Vivo en un piso compartido, voy y vengo en metro y apenas gasto nada, no me doy muchos caprichos y sin embargo aprendo, conozco y me sorprendo cada día. Y estoy mucho mejor que allí. Cuantas menos cosas necesites...

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  3. Lo urgente no nos deja tiempo para lo importante decía una querida amiga mía...

    Veo que estás inmerso en el mismo proceso en el que me encontré yo hace dos años, un desarrollo emocional del que apenas estas experimentando la primera fase...

    Seguiré tus evoluciones inquieto por si serán similares a las mías, un fuerte abrazo!

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