Primer fin de semana sin Llamas y sin Pani. Sin amigos. Sin
familia. Totalmente perdido. Tengo que preguntarlo todo, dudo de todo –eso sí,
como siempre–… pero todos son de una amabilidad desbordante, a veces
conmovedora. Ayer, el dueño de una librería me indicó dónde estaba la zona de
libros de cine, casi a ras del suelo, y se apresuró a acercarme un taburete
para que me sentase cómodamente. Interés empresarial pensarán algunos. Esperen
y oigan: por la tarde, di en pasar por un bar, sentarme y pedir una cerveza. La
amable camarera me preguntó que si estaba bien la música –cumbia, creo– o
prefería otra cosa. Le va en ello la propina, dirán los maledicentes. Esta misma
mañana, el guardia de seguridad de la Universidad se deshizo en atenciones
hacia mí, el chico de la recepción del hotel fue igual de cálido a la hora del
desayuno y sigo atesorando sonrisas y momentos con mis compañeros de trabajo en
los que el trato sería impensable en la árida Castilla.
Sólo, sí, pero de alguna forma acompañado.
¡Feliz viaje, Ernesto!
ResponderEliminarY mucha suerte en tu camino. Me agradará poder leer cómo te va por aquellas tierras, tus anécdotas en la Universidad y tu día a día. Ya has empezado con buen pie por lo que leo, así que a dar el siguiente paso.
Un abrazo.
IGNACIO MORAN3 de febrero de 2013 12:14
ResponderEliminarErnesto, echarás cosas de menos, pero una nueva perspectiva se abre delante de ti. Y, por lo que se ve, más amable y cálida que estos fríos tiempos europeos. Disfruta y aprovecha tu nueva vida.
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Disfruta al máximo, estas 'cosas' pasan pocas veces en la vida.
ResponderEliminarLarry
Cumbia 100%. Acabarás bailándola.
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